sábado, 12 de abril de 2014

LOS OJITOS RUBÍ QUE BRILLABAN EN LAS TINIEBLAS























Aposentos de los cuentos con el caminito largo hasta el centro de sus costillas
ahí, es todo secreto y de color violeta están los cielos.
La casa es de color roja, se puede ver el fuego que le sale como luz roja, 
una casa incendiada como un carbón rojo que hierve detrás de un vidrio empañado y aguas
unas gotitas de agua.
La casa hierve y late como el corazón. Luego se escucha el aire en movimiento.
El viento y la velocidad del viento y la velocidad de la nubes
me hacen refutar que el planeta tierra se mueve mas rápido.
Las nubes van mucho mas rápido de lo que estaba acostumbrada yo, en aquellos años en los tornados de la infancia.
Las casas sin techos
las casas enroscadas en los arboles pelados
arboles del secundario.
Ahora estarán invernando todos los osos polares blancos y
los osos marrones comerán pescados dorados, con sus ojos verán al ojo de pez 
se conectaran y verá el oso con su propio ojo al ojo del pez justo antes de morir.
En la casa roja de corazón, que corría el fuerte viento 
que peló las hojas de los árboles, 
que anunciaba el cruel invierno y
que los osos se iban a invernar, 
yo mirando todo desde el agujero negro 
como conejo blanco muerde talones de humanos,
 vi que se asomó por la ventana de la casa  un angelito con ojos rojos de diablito entre otros ángeles cantar, lo vi con mis propios ojos marrones.
y justo cuando me subían por esa escalera blanca, en el pasaje de mármol verde agua, con vapores naturales, como las nubes, me puse a caminar hagarrandole la mano a un rubio de rulos suaves con ropa de seda de blanca que me iba a salvar. 
Lloraba yo, con los ojos bien apretados como si supiera que te estaba mirando desde muchos mas pisos de arriba , y lloraba porque ya no se puede bajar.
Como si supiera que te iba a extrañar porque nunca mas.
Angelito cruel endemoniado.
Ángel, mi ángel caído
Yo no tengo tiempo para quemarme mis pies salvándote de tu  propio infierno, mi amado querido
Es que los jóvenes me llevan a su velocidad, sus alas y sus mentes me hacen ir de aquí,
ellos me cuidan de todo mal, hay demasiada luz y vidas que salvar que encandilan esos ojitos rubí de diablito.
Las princesas solo se enamoran de Dios.
Las señoritas con alas solo se enamoran de los Hijos de Dios o de las células de Dios.
Lo siento, las Diosas sólo con Dioses.
no importa cual sea su raza.
Ángel de la guarda 
dulce compañía, 
no me desampares
ni de noche
ni de día.
Quizás te fuiste por ahí porque no levantaste la mirada 
y no viste la luz, del Sol.



























































































para el amante de los caballos























o































 dominador de yeguas?



























no te confundas.



































 yo, 














































soy unicornio.









































 Catalina Rocio Martin.







































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